Vivimos en una era donde las modas y tendencias nos bombardean con mensajes que, en lugar de fomentar nuestro crecimiento, nos mantienen en una infantilización perpetua. Queremos soluciones mágicas, cambios inmediatos y transformaciones que nos ahorren el esfuerzo de mirar hacia adentro y crecer. Pero la realidad es que, para evolucionar, necesitamos abandonar estos patrones y enfrentarnos a nosotros mismos de manera honesta y valiente.

La Trampa del Pensamiento Mágico
Es común caer en la trampa del pensamiento mágico, donde creemos que algún cambio externo o un nuevo gurú nos salvará y completará. Este tipo de pensamiento nos mantiene en una posición pasiva, esperando que algo o alguien más haga el trabajo por nosotros. Tal como señaló Carl Rogers, la autoactualización, o la realización de nuestro verdadero potencial, solo es posible cuando nos escuchamos a nosotros mismos y tomamos responsabilidad por nuestro crecimiento personal.
Crecimiento y Cambio: Un Proceso Natural
El cuerpo humano es un ejemplo perfecto de adaptación y cambio. Nuestro organismo se regula, se desafía y evoluciona constantemente. De acuerdo con Erik Erikson, cada etapa de nuestra vida presenta desafíos específicos que debemos enfrentar y superar para desarrollarnos plenamente. Esta capacidad natural de transformación debe ser un recordatorio de que nosotros, como seres completos, también tenemos la capacidad innata de crecer y cambiar. Al igual que nuestro cuerpo, debemos aceptar y confiar en nuestro proceso personal.
La Ilusión del Control
Muchas veces, nuestra necesidad de control es una manifestación de nuestra resistencia al cambio. Queremos que las cosas sean como nosotros deseamos, y cuando no lo son, recurrimos a «pataletas» de adultos, intentando forzar la realidad a nuestro favor. Sin embargo, esta actitud no solo es ineficaz, sino que también nos impide experimentar el verdadero crecimiento y desarrollo personal. Como nos enseña Abraham Maslow, para alcanzar la autoactualización, debemos satisfacer primero nuestras necesidades básicas y de seguridad, antes de poder abordar nuestros deseos más elevados y auténticos.
Pataletas de Adultos: Reconociendo Nuestro Comportamiento
Las «pataletas de adultos» son comportamientos que usamos para evitar enfrentar la realidad y el esfuerzo que conlleva el crecimiento personal. Aquí algunos ejemplos comunes:
– Echar la culpa a otros: Culpar a colegas, familiares o circunstancias por nuestros problemas, en lugar de asumir nuestra responsabilidad.
– Procrastinar: Posponer tareas importantes y necesarias, buscando distracciones en actividades de menor relevancia.
– Victimización: Adoptar una mentalidad de víctima, creyendo que siempre somos los perjudicados y que no tenemos control sobre nuestras vidas.
– Buscar soluciones rápidas: Optar por «curas milagrosas» o gurús que prometen cambios inmediatos sin esfuerzo real.
– Resistencia al cambio: Aferrarse a viejas costumbres y rutinas, incluso cuando no son saludables o efectivas.
Comprendiendo Nuestras Pataletas
Estas «pataletas de adultos» no deben verse como algo para recriminarnos, sino como una oportunidad para autoobservación y crecimiento. Estos comportamientos nos invitan a detenernos y reflexionar sobre lo que realmente estamos necesitando. Al hacerlo, podemos poner los pies en la tierra y reconocer nuestras verdaderas necesidades y lo que podemos hacer para satisfacerlas.
Escucharnos y Contactar con lo que Necesitamos
El primer paso para romper con estas modas que nos infantilizan es aprender a escucharnos. Cuando realmente nos escuchamos, podemos identificar nuestras verdaderas necesidades y actuar en consecuencia. Este acto de autoescucha nos empodera y nos permite tomar decisiones más alineadas con nuestra autenticidad y bienestar. Este enfoque resonaría con la perspectiva de Rogers, quien enfatizaba la importancia de una comprensión empática y genuina de uno mismo como base para el crecimiento.
Cuando dejamos de buscar soluciones mágicas y asumimos la responsabilidad de nuestro crecimiento, descubrimos una fuerza interna que nos guía. Esta fuerza es nuestra capacidad innata de resiliencia y adaptación. Erikson nos recuerda que cada desafío que enfrentamos, si lo abordamos con una mentalidad de crecimiento, puede convertirse en una oportunidad para fortalecernos y evolucionar.
Acompañarnos en el Proceso
En esta era de la inmediatez y de lo poco popular que se está convirtiendo construir espacios y aprendizajes personales, entregándoles el tiempo y esfuerzo que requieren, te invito a dejar de buscar soluciones mágicas y de esperar que otros nos salven. Pues es frustrante darnos una y otra vez con esta pared invisble de que implica que el cambio es posible pero no mágino ni igual al de otros.
Podemos sentarnos a llorar porque la vida no es como yo quiero que sea (y tal vez tenemos un poco el derecho a hacerlo un tiempo), pero luego nos corresponde hacernos cargo, pues si no la frustración se apoderará de ti. Esta semana escribiré un poco sebre el tema de la frustración.
Aceptemos el desafío de mirarnos a nosotros mismos con honestidad y valentía. Acompañémonos en nuestro propio proceso de crecimiento, confiando en nuestra capacidad innata de cambiar y evolucionar. Y hazte esta pregunta ¿Qué me pide en este momento la vida?.
Abandonemos las pataletas de adultos y la ilusión del control, y en su lugar, permitamos ver la vida «como es» y no tratando de manipularla como yo quiero que sea. Al observar nuestras «pataletas» y entender lo que realmente necesitamos, podemos dar pasos firmes y conscientes hacia nuestro verdadero bienestar.
Norvelia Velásquez
Psicóloga/Coach/Facilitadora de Biodanza